Enfermedades cardiovasculares.
Constituyen la principal causa de muerte en España. El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo y es el responsable directo del 30% de todas las cardiopatías coronarias. Debido a su capacidad de favorecer la aparición de arteriosclerosis, los cigarrillos no sólo incrementan la mortalidad y la morbilidad por cardiopatía coronaria, enfermedad arterial periférica y dolencias cerebro-vasculares, sino también el riesgo de padecer angina de pecho y aneurisma aórtico.
El consumo de tabaco, la hipertensión y la hipercolesterolemia son los tres factores que producen un mayor riesgo de cardiopatía coronaria. Sin embargo, el primero, cuando están presentes los otros dos, ejerce un efecto sinérgico sobre la muerte cardiovascular al potenciar los efectos de los otros agentes, y hace que la mortalidad global sea superior a la derivada de la combinación de los efectos independientes de los tres factores.
Cuando una persona deja de fumar disminuye su riesgo de fallecer por cardiopatía coronaria. Este peligro decrece con el tiempo de forma que, transcurrido un año desde que se ha abandonado el consumo, es ya mucho menor, y una vez transcurridos más de 15 años desde que se ha dejado de fumar, se acerca al de una persona que no ha lo ha hecho nunca.
Tabaco y problemas de salud para la mujer.
Las mujeres, además de estar expuestas a los mismos riesgos que el consumo de tabaco ocasiona en los hombres, están sometidas a otros adicionales. En los últimos quince años, se han empezado a descubrir algunos problemas que este producto provoca de forma específica en las mujeres; entre ellos los más importantes son los siguientes:
Incremento del riesgo cardiovascular en mujeres que utilizan contraconceptivos orales. El tabaco ejerce un efecto multiplicador de los peligros de enfermedades coronarias en las fumadoras que toman anticonceptivos. La posibilidad de padecer un infarto de miocardio en estos casos aumenta aproximadamente diez veces.
Adelanto de la menopausia y osteoporosis. Las mujeres que consumen tabaco sufren un adelanto medio en la interrupción de la menstruación de entre dos y tres años con respecto a las que nunca han fumado. En estos momentos, se está estudiando la posible relación que puede existir entre este hecho y la pérdida prematura de masa ósea.
Consumo de tabaco y arrugas. La aparición de pliegues en el rostro es un fenómeno natural y prácticamente universal entre las personas mayores, ya sean hombres o mujeres. Sin embargo, existen evidencias de que el tabaco produce sequedad cutánea y acelera la aparición de arrugas en la cara de forma prematura.
Éste es un fenómeno que si bien no puede considerarse como un problema de salud grave para las mujeres, sí debe ser comentado, aunque sólo sea para contrarrestar la imagen que la publicidad ofrece de las supuestas consumidoras: atractivas jóvenes de rostros radiantes.
Fuente: https://www.url.edu.gt/otros_sitios/noTabaco/02-02enfermedades.h