Después de los excesos navideños, hemos de cuidarnos de nuevo por nuestra propia salud. Para el paciente anticoagulado, a parte de una dieta sana y equilibrada, y un poco de ejercicio diario, ha de prestar atención a los tratamientos anticaogulantes orales (TAO), que la haya prescrito su médico.
Los anticoagulantes orales son fármacos que se administran por vía oral que dificultan el proceso de coagulación de la sangre, para evitar la formación de trombos en el torrente sanguíneo. Estos anticoagulantes actúan evitando que la vitamina K, que procede de la dieta y de las bacterias intestinales, sea utilizada por el hígado para formar determinados factores de la coagulación. Al existir menos factores, la sangre tarda más tiempo en coagular. Por este motivo los anticoagulantes también reciben el nombre de antivitaminas K.
Tenemos varios tipos de anticoagulantes orales como la acenocumarina o más conocido como Sintrom y la warfarina, llamada también Aldocumar. Las dosis a tomar, se deben ajustar individualmente y periódicamente, tras una analítica de sangre, que determinará el INR, es decir el tiempo que tarda nuestra sangre en coagular, y que también nosotros mismos podemos controlar mediante una punción, por ejemplo en el dedo, evitando la extracción de sangre de la vena.
El objetivo es que cada paciente pueda autocontrolarse de forma individual y así controlar su nivel de anticoagulación, para evitar el máximo de fluctuaciones, que no benefician al paciente anticoagulado. Mediante un pequeño coagulómetro portátil , podemos realizar nuestro propio control de nivel de anticoagulación, en nuestro propio domicilio sin necesidad de desplazarnos, o en cualquier lugar una vez a la semana o cuando sea necesario.
Fuentes:
http://www.autocontroltao.com/que-es-tao.html