Según la Fundación Española del Corazón, tres de los principales factores de riesgo cardiovascular modificables como son la obesidad, las cifras elevadas de colesterol y la hipertensión arterial pueden reducirse o incluso prevenirse con la adquisición de unos hábitos alimentarios cardiosaludables. No se trata de hacer dieta sino de apostar por una serie de medidas sencillas que nos ayudarán a mejorar nuestra calidad de vida y a disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiacas.
Recomendaciones:
- Es preferible realizar entre 4 y 5 comidas diarias: desayuno, tentempié, comida, merienda y cena.
- El consumo de agua es fundamental (1,5 litros/día).
- Aumentar la ingesta de verduras y frutas en nuestra dieta diaria (5 piezas/día).
- Tomar cereales, preferiblemente integrales y sus derivados (pan, pasta, arroz).
- Evitar en exceso los productos que contengan grasas saturadas: carnes magras, bollería industrial, bebidas gaseosas, alimentos precocinados, embutidos…
- Optar por diferentes formas de cocinar: al vapor, al horno… evitando los fritos.
- Elegir aceite de oliva virgen.
- Legumbres, pescados, huevos y lácteos deben tomarse forma alternativa varias veces por semana.
Encontrar un equilibrio entre el número de calorías que ingerimos con respecto a la cantidad de calorías necesarias para nuestra actividad diaria.
Moderar la ingesta de sal; utilizar especias u otro tipo de aliños.
Controlar el consumo de bebidas alcohólicas, evitando las de mayor graduación.