Al Sintrom, un anticoagulante oral imprescindible para millones de personas que tienen un alto riesgo de sufrir accidentes vasculares -trombosis, embolias, ictus…-, le están saliendo en los últimos años bastantes competidores. Podrían poner en peligro su reinado de 52 años si no fuera porque, en época de recortes, los sistemas públicos de salud son poco dados a sustituir medicamentos de probada eficacia y, además, baratos, por soluciones mucho más caras.
En Guipuzkoa toman el Sintrom más de 14.000 personas. Existe la necesidad de tener que ir ajustando la dosis según las necesidades de cada paciente anticoagulado en función del tiempo que tarda en formarse un coágulo en una muestra de sangre. Determinar ese factor variable resulta fundamental para establecer la cantidad de medicamento que debe tomar cada paciente y garantizar que el tratamiento al que está atado de por vida le protege eficazmente. El control del Sintrom se hace una vez al mes en el centro de salud siguiendo los trámites normales. Pero ésta no es la única alternativa, existe la posibilidad del autocontrol y el autocuidado por parte del enfermo, modalidad con amplia implantación en países como Alemania, Dinamarca, Holanda o Austria. En Aragón ya hay cerca de un millar de enfermos que han optado por el autocontrol, siempre en contacto con el personal sanitario, pero sin la sujeción que supone estar pendiente de las visitas al centro de salud.
Ventajas del autocontrol:
- El paciente o sus cuidadores ganan en autonomía
- El tratamiento gana en calidad
- El sistema ahorra miles de actos médicos y de enfermería que se traducen en euros no gastados.
El año pasado en Euskadi se puso en marcha la primera experiencia de Autocontrol. Más de 7.000 personas de las 400.000, están en tratamiento anticoagulante oral. Con la participación de personal sanitario y pacientes de seis centros de salud (Donibane, Usurbil, Lasarte y tres de Donostia) y la colaboración del laboratorio Roche, empezaron formando y dotando del equipamiento necesario a 120 pacientes.
El número de participantes ya ha llegado a 333, el 4,5% del total de enfermos, y para ellos la mala noticia es que el estudio está a punto de llegar a su fin. A partir de noviembre muchos tendrán que volver a la sujeción que supone la visita mensual al centro de salud, a pesar de que el 96% de los enfermos están tan contentos con la experiencia que quieren seguir autocontrolándose. Tan satisfechos están que han creado una asociación, Agiac (Asociación Guipuzcoana de Anticoagulados).
Txema Albariño (paciente), Iñaki Aranguren (paciente) y Manuel Marañón (representa a un colectivo importante teniendo en cuenta la edad de muchos de los anticoagulados: el de los cuidadores que tienen que acompañarles en sus desplazamientos.) son los impulsores de la asociación.
Iñaki destaca la sencillez del procedimiento: «Tomas una muestra de sangre con un pinchacito en el dedo, lo analiza el coagulómetro, una máquina que de momento nos ha dejado el laboratorio y, en función del valor que te da, ajustas la dosis de Sintrom según las tablas que nos han facilitado». Y cabe destacar el constante control telemático: Se anotan los resultados en una base de datos que, mediante Internet, comparten el enfermo y su médico, de manera que el seguimiento es continuo.
Agiac: agiacsecretaria@gmail.com, está recogiendo firmas para que el programa no se interrumpa «Lo ideal sería ampliar la experiencia piloto para después incorporarla al sistema y normalizarla -indica el Dr. Eduardo Tamayo-, pero mientras tanto sería muy importante que enfermos que están tan satisfechos con un programa que funciona tan bien no tuvieran que salir de él en noviembre».
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